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Los apasionados por la salud integral y la alimentación natural no pueden perderse nuestros correos exclusivos

¿Quién no conoce a dos personas que tras caerse mal en un principio llegaron a crear un buen matrimonio, o a una pareja profundamente enamorada que acabó en un divorcio turbulento?

Sabemos que no nos vale cualquiera, y que en este arte del querer hay que tener cabeza para no nutrirnos solo de decepciones. Todos ansiamos de algún modo un amor verdadero. Saber qué lo determine es sin duda un primer paso.

Por curioso que resulte, los terapeutas de pareja se encuentran muy a menudo con este mismo dilema: el tener que explicar a sus pacientes qué es eso a lo que llamamos “amor verdadero”. Cabe decir también que cada vez que iniciamos una relación nos decimos a nosotros mismos que lo hemos encontrado.

Los que saben qué es amar no dependen de la persona amada, ni permiten que ella dependa de ellos. Amar implica siempre crear un espacio de libertad para ambos, sin exigencias ni sacrificios.

Los que saben y sienten el amor verdadero se entregan sin olvidar su derecho de poner límites; y pretenden ser amados de la misma manera.

three. Respeto Mutuo en las Diferencias El amor verdadero respeta y celebra las diferencias. Por ejemplo, si a uno le encanta la música clásica y al otro el rock, en lugar de intentar cambiar los gustos del otro, buscan maneras de compartir y apreciar sus diferencias. Este respeto por las individualidades de cada uno fortalece la relación.

En el caso de la pareja divorciada con brusquedad, la alternativa de la indiferencia parece preferible e incluso más "civilizada" que otras, pero generalizar entraña ciertos peligros.

La paciencia es clave en el amor verdadero. Reconocer que cada persona tiene sus tiempos, procesos y momentos de vulnerabilidad contribuye a construir una relación sólida y duradera.

 Por eso preferir en vez de necesitar tiene como consecuencia directa otorgarle más valor a la persona que queremos, pues la valoraremos por quién es y no por lo que nos aporta.

Los miedos hacia el futuro y hacia lo que pueda ocurrir con esa relación presente tampoco importa. Porque no hay temores, solo la convicción de que aquello que se quiere, se cuida y se disfruta aquí y ahora.

La pasión puede ser inmensa, pero a veces fallan toda una serie de elementos donde el amor lejos de ser perdurable se queda en poco más que una aventura efímera.

Relacionarse desde la necesidad y la carencia conduce a relaciones tóxicas en las que cargamos al otro con la responsabilidad de hacernos felices. De este modo perdemos todo nuestro poder individual y el Manage sobre nuestros estados de ánimo.

Desde pequeños vamos integrando e interiorizando estos patrones y llegamos a la edad adulta con un concepto erróneo del amor.

Girona argumenta que el amor verdadero "implica buscar la satisfacción del otro, estableciendo así una premisa website esencial de reciprocidad y compromiso mutuo".

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